Cuando decimos “Yo te prometo”, nos comprometemos a amar y proteger a todos nuestros seres queridos. En esta ocasión específica me refiero a la promesa implícita que hacemos cuando incluimos a un animal en nuestro hogar y a las responsabilidades que conlleva el aceptarlos como miembros también de nuestra familia.
Que cuidaré de tí a lo largo de tu vida.
Que respetaré tu vida.
Que te protegeré de todo daño y peligro.
Que te proveeré de un buen hogar.
Que siempre cuiudaré por tu seguridad.
Que te trataré como miembro de mi familia.
Que te mantendré contento y saludable.
Que cuidaré de ti cuando estés enfermo.
Que nunca descuidaré mi responsabilidad hacia ti.
Que siempre te amaré.
Que nunca te abandonaré.